El miedo pasa, pero lo que dejas de vivir por miedo no vuelve...
Cuando la duda se apodera de nuestras decisiones y la inseguridad nos paraliza por miedo a perder lo que tenemos llega la culpa a instalarse en nuestra vida. Esto hace que nos quedemos tristes y paralizados viviendo en nuestra imaginación lo que hubiera sucedido, en lugar de aceptar que el miedo nos ha paralizado.
Con la inseguridad perdemos nuestro punto de apoyo, nuestra autoconfianza. Perdemos el equilibrio emocional y pasamos a vivir en un lugar hostil con nosotros mismos.
En algunas ocasiones es bueno transformar los miedos en desafíos, puede ser un proceso largo que requerirá cierto esfuerzo de tu parte, pero vale la pena. En primer lugar, la única manera de vencer de cierta forma el miedo es afrontándolo. Es decir, cuando estés en un momento que no sea de tu agrado y quieras huir de él, porque no lo quieres encarar, lo mejor que puedes hacer es actuar y no dejarte llevar por tus instintos. Y para conseguirlo, piensa fríamente en la situación en la que te encuentras y después decide qué pros y contras te puede aportar a lo que te estás enfrentando.
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